Seguramente hayas oído hablar de la dieta mediterránea.
Durante muchos años, la pirámide alimenticia ha sido la que ha explicado los miles de beneficios de esta alimentación, además de organizar los distintos nutrientes y su cantidades en nuestro día a día.
Pero… ¿Cómo interpretar esta pirámide en nuestro día a día?
Esta limitación, así como las influencias del mercado en su creación, conllevo a que especialistas en nutrición y dietética se reunieran para establecer un nuevo sistema que ayudara a la población a comer sano y llevar de manera rutinaria esta fantástica dieta mediterránea.
Fue así como se creó el PLATO DE HARVARD.
El sistema fue elaborado por expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard y los editores en Publicaciones de Salud de Harvard.
En esta guía utiliza la medida más práctica que podemos encontrar en nuestra cocina: el plato.
Para crear nuestra combinación perfecta necesitaremos dividir en dos mitades este plato. Una de ellas será la cantidad de verduras y/o frutas que deberemos de tomar en nuestra comida. ¡Cuanta más variedad y color mejor!
Puedes prepararlas frescas, al vapor, escaldadas… Solo recuerda que cuanto menor procesamiento le demos, más calidad nutricional tendrán.
La segunda mitad vamos a volver a dividirla obteniendo dos cuartos.
Uno de ellos será el que rellenemos con proteínas. Importante: proteínas de calidad.
Legumbres, frutos secos, huevos, carnes o pescados blancos serán perfectos para incorporar en nuestra dieta.
Los hidratos de carbono serán el último macro-nutriente que incorporaremos en nuestro plato de Harvard. Estos ocuparán el segundo cuarto, siendo los granos integrales los preferibles de incorporar.
Ya tenemos claro la composición alimentaria que debemos de crear. Ahora es el turno de tener claro otros puntos claves en nuestra alimentación:
- Las grasas utilizadas a la hora de elaborar nuestro plato. Lo idóneo es utilizar grasas de origen vegetal, siendo el de oliva el aceite más recomendado por sus grandes cualidades y beneficios.
- Mantenerte hidratado evitando bebidas azucaradas o gaseosas, zumos y otros productos altos en azúcar. El agua es tu aliado!
- Reduce el consumo de alimentos procesados. Los platos caseros son más económicos, sanos y deliciosos.
- Si eres amante del dulce: haz tus propios postres caseros!. Y si no eres muy manitas en la cocina, recuerda que no hay alimento prohibido solo su frecuencia. Deja su consumo para momentos especiales y añade en tu día a día productos naturales “dulces” como frutas, dátiles o quesos frescos.
- Haz ejercicio moderado y mantén un estilo de vida saludable evitando el alcohol, las drogas o el tabaco.
Recuerda que estas indicaciones son reglas básicas para una persona saludable, y que dependiendo de tu estado de salud deberás modificarlas para adaptarlas a tus necesidades.
Seguir la recomendación de un profesional profesionales es fundamental para conseguir tus metas.
Si tienes alguna duda o necesitas que te asesoremos, recuerda que ponerte en contacto con nuestro equipo a través de los canales indicados en esta web o en nuestras redes sociales.
¡Hasta la próxima!